La educación artística y su importancia para la formación integral de los estudiantes

Si bien el arte no ha estado ausente en general del entorno del educando, su presencia ha ido variando como parte del contexto mencionado en la primera parte. Así, un enfoque centrado más (y quizás únicamente) en el arte como cualidad para ciertos estudiantes con habilidades específicas, antes que una presencia más masiva, hizo que ésta no se posicionara entre las áreas prioritarias. Por otro lado, los requerimientos específicos dentro de la formación inicial docente, darían cuenta también de la no suficiencia de profesores para el ramo. Sin embargo, la educación artística puede contribuir al desarrollo de todas las competencias básicas del estudiante, y en este sentido, no suponer necesariamente el contar con conocimientos especiales y complejos cognitivamente por parte de todos los docentes, sino en algunos aspectos básicos y útiles de aplicación transversal. Es decir, una mirada del arte más allá de lo puramente estético, en cualquiera de sus formas de transmisión o lenguajes (música, pintura, danza, teatro, etc.). Por ello es útil diferenciar entre clases de arte y el arte en las clases, entre el arte en sí y el arte transversal, siendo el primero más de aplicación intensa en talleres específicos, en tanto que lo segundo, con una presencia más permanente y generalizada cotidianamente en las aulas. Se puede hacer y vivir el arte, no sólo teorizarlo. Si bien este enfoque es dual, no exime de la importancia de incrementar el tiempo dedicado a la práctica artística en las escuelas y contar con docentes formados, lo que es posible hacer de manera paralela en el mediano y largo plazo. Enseñar arte es tan importante como las matemáticas, comunicación, idiomas o deportes